Tommy Hilfiger

Este modisto defiende como nadie los colores del espíritu americano. Con su carácter laborioso y su buen olfato para los negocios, se ha apropiado de las barras y estrellas y de los colores de la bandera americana, insignia también de cada una de sus colecciones.


Vende como nadie todo aquello a lo que le ponga su nombre: ropa, fragancias, maquillaje... Comenzó en 1969 como distribuidor de ropa hippie. Y pronto, en los comienzos de la era disco (finales de los años 70 y primeros 80), trabajó en la marca Jordache.
Su propia línea la creó en 1985 y, siendo casi un desconocido, lanzó una campaña con el siguiente mensaje: "Los cuatro mejores diseñadores de ropa de hombre son Ralph Lauren, Perry Ellis, Calvin Klein y Tommy Hilfiger".
La fortuna sonríe a los osados, porque Hilfiger no ha hecho sino crecer desde entonces. Todo Estados Unidos le sigue: "La base de nuestra colección consiste en mezclar el sport con un corte clásico para crear algo nuevo y excitante, lo que nos permite llegar a un público muy amplio", explica el propio diseñador.
Pero sin duda su mejor arma es la publicidad, llena de chicos y chicas genuinamente americanos, de grandes mandíbulas y aspecto sano. Sus últimos grandes fichajes tienen conexión con la Casa Blanca ya que son sobrinos de George Bush: se trata de Lauren Bush y George P. Bush.