Siete de cada diez
adolescentes desconoce el número al que tiene que llamar en caso de emergencia. Un dato que se desprende de la encuesta sobre
soporte vital básico presentada en el Congreso de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, y que estos días reúne a más de 3.000 profesionales de Atención Primaria de toda España.
Desde
paradas cardiorrespiratorias, hasta accidentes o atragantamientos, que los jóvenes tengan una formación básica sobre cómo
reanimar a un compañero, un amigo o incluso un adulto, es uno de los objetivos de la ponencia y sus correspondientes talleres de
primeros auxilios impartidos en colegios e institutos.
Los cursos en los colegios son una manera eficaz de captar la atención de los adolescentes, para que sepan, entre otras cosas,
cuándo alertar a los servicios sanitarios, o conocer de primera mano la labor de los dispositivos de urgencias y de los centros de salud. La probabilidad de
sobrevivir a una parada cardiorrespiratoria se sitúa por debajo del 20 por ciento; aunque la tasa de supervivencia se duplica, o incluso triplica en algunos casos, si se inician rápidamente las
maniobras de reanimación, además de disminuir las secuelas que la falta de oxígeno pueda ocasionar en el cerebro.
A pesar de la importancia vital de que el mayor porcentaje posible de la población
conozca este tipo de técnicas, sólo un 29,16 por ciento de los adolescentes habría oído hablar de la reanimación cardiopulmonar, mientras que casi la mitad conocerían la
técnica de Heimlich -una maniobra para desobstruir el conducto respiratorio después de un atragantamiento-, pero poco más de un 5 por ciento sabría realizarla.
Según recuerdan los expertos, lamentablemente, ni siquiera los más pequeños de la casa están exentos de
ser testigos de un episodio de parada cardiorrespiratoria: ya desde la preadolescencia, los niños son capaces de realizar correctamente técnicas de soporte vital con la formación adecuada, así como un masaje cardíaco o el taponamiento de una hemorragia.