

La avenida dos Aliados, en pleno centro de Oporto, es el lugar de encuentro de diferentes tours que recorren la ciudad y llevan, durante unas dos horas, a sus lugares imprescindibles. Civitatis (civitatis.com), 12 Tours (12tours.com) o Take Porto (takeporto.com) son algunos de los que proponen estos recorridos gratuitos, tú solo decides el precio de las propinas de los guías.
En la parte más alta de la ciudad está la catedral de la ciudad, que más parece por fuera una fortaleza. La entrada es gratuita, solo pagas si quieres ver el claustro y el museo (3 €). Lo que también es gratis es contemplar las privilegiadas vistas de la ciudad desde la plaza de la Sé.
Entrar en el hall de la estación de ferrocarril de São Bento es como entrar en un museo (y gratis), pues sus paredes están decoradas con más de 2000 azulejos que relatan la historia de Portugal y son una excelente muestra de arte portugués.
El río Duero (aquí Douro) es atravesado por varios puentes en Oporto, pero el más monumental y todo un símbolo es el de Dom Luis I, construido en hierro por un discípulo de Eiffel y que une la ciudad con Vila Nova de Gaia. De día o al caer la noche, por arriba o por abajo, las panorámicas que regala desde todos los puntos de vista son un recuerdo gratuito.
Tiene como telón de fondo la monumental fachada del ayuntamiento, que cierra la plaza de la Liberdades, al final de la avenida dos Aliados. Ante ella, las letras con el nombre de la ciudad, que en portugués se dice Porto. Tan solicitadas están que hasta ¡hay que esperar cola! Claro, es gratis.
Junto al palacio de la Bolsa y justo enfrente de los jardines del Príncipe, llama la atención por su estructura de hierro fundido pintado en rojo y eso ya anima a entrar. En su interior, en vez de puestos de mercado, se puede ver alguna exposición temporal en sus salas, tomar algo y contemplar el río desde su terraza.
Es un icono de la Oporto más moderna, un diseño del arquitecto holandés Rem Koolhaas, que se sitúa en el barrio de Boavista. Una inmensa caja con distintas formas sobre un suelo de mármol que, si no se quiere pagar entrada para asistir a un espectáculo o hacer una visita guiada, siempre queda hacerse la foto con ella de fondo.
El Centro Portugués de Fotografía, ubicado en la antigua prisión Cadeia da Relação; el Palácio das Artes, en el antiguo monasterio de S. Domingos, del siglo XIII; el palacete de los Vizcondes de Balsemão, el Museo Soares dos Reis (los domingos y festivos por la mañana) o la Fundación Serralves y sus jardines (también los domingos) son algunos de los museos que puedes visitar en Oporto sin pagar un solo céntimo.
Muy cerca de la famosa Librería Lello (en la que sí hay que pagar entrada) encontramos A Vida Portuguesa una bonita tienda donde es obligado entrar a curiosear los cientos de productos que se exponen en los macizos mostradores de madera de sus dos plantas. Hay cerámica tradicional portuguesa, menaje de cocina, textil típico… y una preciosa escalera muy cinematográfica. De momento, no cobran entrada.
No hay paseo más vivo en Oporto que el que discurre paralelo al Douro. Aunque hay multitud de terracitas donde tomar un vino o sentarte a comer, más barato sale el paseo disfrutando de las vistas y de los artistas callejeros que te sorprenderán a cada paso.
El acceso a sus jardines es gratuito, pero es que además es un excelente mirador desde lo alto sobre el río Duero y las casas de Vila Nova de Gaia. Al lado está el Museo Romántico, que abre sus puertas los fines de semana. Otros miradores con buenas perspectivas son el Jardim do Morro o el de da Serra do Pilar.
Un viaje a Oporto estaría incompleto sin visitar alguna de las bodegas de Vila Nova de Gaia, en la otra orilla del Douro. En algunas, la entrada está incluida o con descuento para los que posean la Porto Card, y hasta ofrecen degustaciones gratuitas de vino (visitporto.travel). Con esta tarjeta la entrada al Museo del Vino de Oporto (rua da Reboleira, 37) es gratis.
En la rua Santa Catarina, la calle peatonal más comercial de Oporto, la fachada de esta antigua iglesia es digna de Instagram. Próxima al Mercado do Bolhao (cerrado por obras), causa admiración porque está completamente cubierta por azulejos.
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