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¡Es un hecho! El estrés y los problemas de la piel están estrechamente relacionados, es por ello que cuando vives momentos de tensión y ansiedad –debido al trabajo o situaciones personales– tu cutis podría tornarse más graso y con brotes o presentar una mayor sequedad, dependiendo de su tipo.
Aunque estés acostumbrada a lidiar con la adrenalina del quehacer cotidiano, tu piel podría estar dando señales de sufrir las consecuencias de una disminución de la circulación de la sangre, cambios hormonales anormales y niveles elevados de cortisol, que según el dermatólogo, Dennis Gross, se traducen en una “baja producción de colágeno, antioxidantes y humectantes naturales”.
El experto compartió con Refinery29 que el estilo de vida y el estrés inciden en el comportamiento de la piel, por lo que es necesario estar alerta a las señales y tomar acciones para frenar sus estragos. Aquí te decimos cuáles son esos signos y cómo debes actuar.
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