

El molusco contagioso (en términos médicos: Molluscum contagiosum) está producido por un virus que provoca una infección de la piel. Al ser muy fácilmente transmisible, cuando un niño tiene moluscos contagiosos hay un gran riesgo de que los acabe pegando a otros pequeños o a su propia familia y también de que se diseminen por su cuerpo.
El molusco contagioso tiene una forma muy característica que facilita su reconocimiento, aunque debe ser un dermatólogo el que lo diagnostique:
La forma más habitual y fácil de contagio del molusco contagioso es tras el contacto “piel a piel”, pero hay otras vías, tal como explica el Dr. Agustín Buendía Eisman, dermatólogo y director de campañas de promoción de la Fundación Piel Sana de la Academia Española de Dermatología. “También se puede contagiar a través de fómites (objetos o sustancias que pueden contaminarse y transferir el patógeno de un individuo a otro) y por autoinoculación”, detalla. Además, “se han comunicado casos de contagio en piscinas públicas de agua caliente”, alerta el experto. El periodo de incubación es de dos a seis semanas.
Cuando el molusco contagioso se presenta en adolescentes en la zona genital, se considera una enfermedad de transmisión sexual y suele estar provocado por un contacto íntimo.
En los países desarrollados, el molusco contagioso afecta a entre el 2 y el 8% de la población infantil. Pero, como se transmite con mucha facilidad, en ocasiones toda una clase resulta contagiada, especialmente cuando se trata de niños pequeños que tienen mucho contacto físico. No obstante, hay que tener en cuenta que “los niños que padecen dermatitis atópica y los niños con alteraciones de la inmunidad son más susceptibles de desarrollarlos”, detalla el dermatólogo. Es habitual que puedan aparecer más de una vez en la vida.
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Al ser tan fácilmente transmisible, hay que seguir unas normas de forma estricta para evitar que el molusco contagioso se extienda.
El molusco contagioso no suele conllevar complicaciones añadidas. No obstante, en ocasiones sí provoca inflamación, otras infecciones o picor. Lo más habitual es que el molusco contagioso acabe desapareciendo por sí solo tras unas semanas (o meses), pero para evitar que se disemine a otras personas o a otras zonas del propio cuerpo, muchos especialistas prescriben un tratamiento. Entre ellos están, según cuenta el Dr. Buendía Eisman, el curetaje o expresión con pinzas, “un método sencillo y eficaz, aunque en algunos niños y si los molluscum son muy numerosos, es molesto”. Otro de los tratamientos frecuentes es la “aplicación de hidróxido de potasio al 10% sobre la lesión”, destaca. “En el caso de molluscum grandes en pacientes adultos y resistentes a estos tratamientos utilizamos otros más complejos que incluyen antivirales”, apunta el dermatólogo.
Así pues, si observas que tu hijo tiene este tipo de granitos en la piel, acude al médico para que pueda diagnosticar si se trata de moluscos contagiosos y procura que el niño no se toque la lesión (lo mejor es taparla) para que no se transmita al resto de la familia o a su entorno escolar o de amigos.
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