La majestuosidad de las bodas reales no solo se debe a su protocolo sino a la apreciación del vestido con el que la novia camina al altar —en ocasiones asumido como secreto de estado— y que se convierte en reflejo de la moda de la época, de su personalidad y del amor eterno, un símbolo tan especial que incluso ha llegado a ocupar espacio en los museos como verdaderas obras de arte, como el caso del que lució Mabel de Holanda o a ser versionado en tiendas low cost como el de Kate Middleton. Te mostramos diez de los vestidos más hermosos que la realeza del mundo ha lucido en los últimos sesenta años.
Princesa Grace Kelly
El enlace entre Hollywood y la realeza europea. El vestido que llevó la actriz estadounidense Grace Kelly el 19 de abril de 1956 en su boda con el príncipe Rainer de Mónaco fue diseñado por la costurera de la Metro Metro-Goldwyn-Mayer, Helen Rose, ganadora de dos Premios Oscar al mejor vestuario, y estaba elaborado con tafetán de seda, tul de seda y un encaje de 125 años de antigüedad con perlas cosidas a mano.