En su boda con el Príncipe Harry el pasado mes de mayo, Meghan Markle lució un vestido Givenchy personalizado por la directora artística Clare Waight Keller. Se trató del diseño sobre el que se especuló durante meses y el que se convertió, sin duda, en uno de los más importantes de su vida. Solo por esa razón es también, quizás, el que definitivamente catapultó el boat neck como el preferido de la nueva royal, algo que sus elecciones de estilo estas temporadas han terminado por reforzar.
Ya en anteriores ocasiones la Duquesa de Sussex había escogido prendas que dejaban parte de sus hombros al descubierto. Lo hizo en enero cuando visitó el Cardiff Castle vistiendo una camisa de cuadros de Gales de la firma neoyorkina Theory y en su última aparición pública junto a su madre Doria Ragland cuando prefirió el vestido Barwick en azul real perteneciente a la colección Resort 2018 de Roland Mouret.