No es, ni de lejos, la única vez que una primera dama ha lucido un estilismo de flores para asistir a un acto histórico como este, y es que a lo largo de la historia muchas de ellas han adaptado este look a su imagen personal para conseguir un acierto seguro. Pero ¿qué tiene realmente para haber conquistado a mujeres de perfiles, edades y épocas tan diversas? En primer lugar, su versatilidad, y es que funcionan tanto en citas de día como en eventos de noche durante cualquier época del año. También es evidente que aportan una dosis extra de sofisticación y elegancia a cualquier prenda, así como frescura, positividad y alegría, algo que, sin duda, beneficia a la imagen pública de una figura pública, especialmente si es política. Analizamos este fenómeno innegable.