El mármol es un material natural de gran belleza, capaz de cambiar por completo (y para bien) el interiorismo de cualquier espacio. Su esencia auténtica aporta elegancia y un matiz de lujo realmente atractivo que resulta perfecto en ambientes de todos los estilos. Además, tiene un sinfín de aplicaciones en el hogar: pavimentos, revestimiento de paredes, encimeras, mesas, etc.
Para tenerlo perfecto, bastará con que aprendas a limpiarlo y a facilitarle el mantenimiento que necesita. Si lo haces, conseguirás que esté siempre limpio y brillante sin demasiado esfuerzo.
La limpieza cotidiana de los suelos de mármol
Como ocurre con los suelos de madera, los de cerámica o los de terrazo, los pavimentos de mármol necesitan una limpieza frecuente que debe empezar por eliminar el polvo y la suciedad que se puedan ir acumulando cada día. Hay que barrerlos o aspirarlos para recoger los residuos que puedan tener. Éste será el primer paso de la limpieza cotidiana de tus suelos de mármol.
Después, es conveniente fregar el suelo con agua templada y un jabón neutro, especialmente si está bastante sucio.
Un consejo:
Es importante escurrir muy bien la fregona para no mojar demasiado el mármol. No le conviene un exceso de agua.
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