Una de las mejores anécdotas al visitar este lugar fue que los Estefan pudieron degustar de la tradicional hora del té. El animoso grupo disfrutó de la experiencia al probar todo tipo de pastelillos y demás delicias junto con una buena taza de té.
En esta aventura gourmet, Lili y los suyos no pudieron evitar presumir de sus raíces, pues entre bromas, aseguró que tuvo que convencer al grupo de pedir té en lugar de café cubano.