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¡Ha nacido un genio! Conoce a Ganga, uno de los mejores tatuadores del mundo
Nicky Jam, Drake, Post Malone, Chris Brown y muchos más… ¡Las celebridades no pueden resistirse al realismo de los impactantes tatuajes de este español que triunfa en Hollywood!”
Hay un joven en Lalaland que comienza a ser considerado como un auténtico genio gracias al impactante realismo de sus sofisticados tatuajes, celebridades de Hollywood de la talla de Drake, Post Malone, Chris Brown o incluso Nicky Jam, presumen llevar sobre su piel los dibujos de Ganga. La historia de este tremendo artista español es todo un ejemplo de superación y coraje. No solo los número uno de la música son sus más grandes fans, también infinidad de deportistas de élite pelean por llevar tatuados los dibujos de esta gran estrella.
El famoso y esquivo artista abre su corazón como nunca para contarnos cómo saben las mieles del éxito al cumplir treinta años. Aunque Ganga no es muy amigo de los medios a causa de su timidez frente a las multitudes, nos recibió en exclusiva para nuestros lectores de HOLA! USA en su nuevo estudio de la ciudad de Los Ángeles, solo días después de que la serie limitada de su primer figura de colección… ¡lograra venderse en tiempo récord!
“Alrededor de los 15 o 16 años comencé a ver la serie de Miami Ink y cuando vi los tatuajes pensé… Si ellos pueden hacerlo, ¿por qué yo no?”
“Vine hace dos años desde San Francisco con la intención de evolucionar como artista y ya llevo un año en L.A. con mi propio estudio montado. Tenía mucha demanda de clientes para tatuarse conmigo, así que vine para acá y empecé de cero”, asegura. “Allí en España tengo ya cuatro negocios, pero mi sueño era tener uno aquí en Hollywood”.
En su carrera, todo empezó a darse a lo grande después de conocer a un ídolo mundial de la música: Drake. “Tatué a Drake hace casi seis años. Fue el primer cliente enorme que tuve que yo dije wow. Estaba en Londres mientras él estaba de tour y tatué a uno de sus mejores amigos. Le gustó tanto el trabajo que me dijo: ‘quédate aquí tres semanas, quiero hacerme el retrato de Lil Wayne’. Durante ese tiempo conocí a Adele, Beckham Junior y tantos más, de donde salieron buenísimas conexiones y muchas oportunidades que he sabido aprovechar”.
Siempre amó el dibujo y aunque no tuvo grandes antecedentes artísticos entre los miembros de su familia, a todos se les daba bien la pintura y esa fue su única escuela: “Mi abuela, mi tío, mi madre… todos dibujan. Siempre me llamó mucho la atención desde niño. A mi tía le mareaba siempre con lo mismo: Tita, píntame una bruja”, recuerda riendo. “Ahora tengo a toda la familia trabajando en el estudio”, afirma con orgullo.
Reconoce que el apoyo de sus padres fue fundamental y le catapultó, sin ellos saberlo, a la fama:
“La primera vez que le dije a mi padre que quería tatuar me dijo: ‘¡Vamos! Cómprate la máquina y practicas conmigo. Yo te la pago y ya me lo devolverás’. Costaba aproximadamente 150 dólares.” Y al preguntarle si extraña su vida en España, dice de inmediato: “Echo de menos a mi familia”.
Sus padres están pletóricos por el éxito de su hijo: “Están más que felices. Gracias a Dios, al estar creciendo yo aquí, eso hace que mis estudio y mis negocios en España también prosperen y mis artistas estén motivados, estamos todo el equipo en crecimiento”, revela entusiasmado de nuevo.
Se crió en uno de las áreas más humildes de su Murcia natal: “He dibujado desde siempre, desde que iba al colegio. Me inspiraba mucho Dalí, me encantaba hacer letras y por eso a los doce años comencé a hacer graffiti. No tuve formación especial, se dio todo natural. Mi escuela fue practicar y practicar. El realismo me llamaba muchísimo la atención, no me salía, se me daba muy muy mal, para un niño de 14 o 15 años, era complicado. Lo primero que quise hacer fue un retrato y fue un fracaso total. Alrededor de los 15 o 16 comencé a ver la serie de Miami Ink y cuando vi los tatuajes pensé… Si ellos pueden hacerlo, ¿por qué yo no?”
Sus colegas de la calle fueron sus primeros clientes de prueba: “Mis amigos confiaban en mí, porque sabían que hacía graffiti y me conocían en el barrio”.
Antes de mudarse sus padres, a quien continúa muy unido, no dudaron en aconsejar a su hijo al emprender esta ambiciosa aventura: “Me dijeron que hiciera las cosas bien… Que hiciera lo que me hiciera feliz y que, si era esto, entonces que fuera a por todas. Que ellos confiaban en que iba a salir bien y así está siendo, está saliendo bien” comenta aliviado y contento.
“Tengo dos hermanos. El pequeño tiene veinte años y está aprendiendo a tatuar; el mediano, que tiene 25, ya está tatuando. Mi padre trabaja en mi estudio también”.
A sus treinta recién cumplidos es un artista cotizado y ha logrado sueños por los que la gente lucha toda una vida… Le pillamos desprevenido cuando le decimos que nos gustaría saber cuál es su sueño más grande, algo que piense que es imposible de lograr: “Uff, no sé, son tan grandes los sueños…” - Tras una breve pausa pensativo, añade: “¡Y ya están pasando! Lo que más quería en el mundo era cuidar de mi familia, que no les faltara de nada económicamente, estar siempre ahí para ayudarles”, confiesa.
“Más sueños ya…”, recapacita, “¡pasarlo bien! Tener tiempo para hacer lo que uno quiera y si echo de menos España, tomar un avión, comerme una tortilla, abrazar a los míos y volver… Aunque no me gusta tampoco estar perdiendo mucho el tiempo, me gusta estar en lo que estoy, me encanta trabajar… Como no es un trabajo porque no lo siento así, lo disfruto demasiado, lo mío es estar haciendo cosas de aquí pa’lla, para mantenerme creativo”.
Un artista cuya creatividad le llevó a batir un récord antes de mudarse a Estados Unidos: Metamorfosis, el tatuaje más grande del mundo que realizó sobre una piel sintética. “Me nació porque quería hacer un cuadro, una obra de arte, algo mío que pudiera quedarme yo, no sabía si un graffiti o una pintura, quería hacer algo original que yo pudiera conservar y colgarlo en casa o en el estudio. Se me ocurrió, ¿por qué no hago un tatuaje? Así que ordené una piel sintética gigante, y me dije: ‘voy a hacer el tatuaje más grande del mundo’. Ahora que estoy evolucionando como artista, me lo voy a traer aquí porque eso les va a encantar a la gente”, asegura convencido.
Ambicioso, en el mejor sentido de la palabra, este soñador es cauteloso con los desconocidos y un libro abierto con su gente cercana. “Soy desconfiado. Tengo un círculo muy cerrado, me cuesta confiar en las personas. Estoy tan a gusto con los que ya tengo en mi círculo que pienso… ¿para qué más? ¿por qué quiero invitar más gente a mi vida? Esta es una ciudad muy grande y hay que tener cuidado. Hay gente que te vende la moto, y luego es una bicicleta”.
Este es su modus vivendi, en el que cree a pie juntillas: “creo en la ley de la atracción, basada en El Secreto. Lo he aplicado desde los dieciséis años, todo lo tengo apuntado y ya está todo hecho. Ahora tengo que añadir cosas nuevas: todo lo apunto y todo lo voy tachando. ¡De verdad que funciona! Creo mucho en estar siempre positivo, aunque cueste y a veces sea difícil, creo mucho en la energía. La mayoría del tiempo, cuando estés triste, hay que ponerse creativo y todo pasa”.
Casado y sin hijos todavía, su afán empresario le ha llevado a ocupar ya páginas en medios como Forbes, poniéndole como ejemplo de empresario modelo por su fantástico branding:
“Me considero cincuenta por ciento artista, cincuenta por ciento emprendedor.”
¡Llevo aquí dos años y aún no sé hablar inglés! Lo que sí tengo es la sensatez muy alta, eso me está haciendo evolucionar muy rápido”, dice con simpatía.
Lo que más le gusta de L.A. es el clima: “Se parece mucho al mío de Murcia. Me encanta la comida. Siempre escuchas en España que aquí solo se comen hamburguesas, pero no es cierto… Hay una cantidad enorme de estupendos restaurantes. Otro punto es que aquí hay infinidad de cosas que puedes hacer para entretenerte, eso me encanta. Y la guinda del pastel: la oportunidad como artista de crecer muy rápido. Las oportunidades que hay en L.A. yo creo que solo existen aquí, no hay otra ciudad del mundo donde se pueda crecer más”, dice convencido.
Este es el instante que más disfruta al enfrentarse a un nuevo tatuaje: “el momento que conecto con la persona que voy a tatuar y me siento a gusto. Después, al hacer los tatuajes, estoy muy centrado en eso y es como que me evado, no pienso en los problemas o si tengo estrés, o en algo que me obsesiona que tenga que hacer… Es mi momento de desconexión en los que no hay agobios, relajo la mente y el arte va fluyendo”.
Más de una vez al terminar un nuevo tattoo lo mira y piensa admirado: ¿eso lo hice yo?: “aunque no todo el mundo puede tener días perfectos en los que estás motivado y centrado. Eso es arte y cuando lo coges todos los días durante mucho tiempo, no sabes nunca si el miércoles que viene vas a llegar con buen pie a la cita o no, pero lo que hago es un poco de concentración antes de tatuar y ya”.
Con clientes de tan alto perfil, sería lógico que al verlos frente a frente le entraran los nervios, pero para Ganga eso no es un problema:
“No, no me he puesto nervioso, aunque hay veces que la posición, la postura, la persona… Si estoy tatuando a alguien muy famoso en alguna casa y siento que no tengo suficiente luz, por ejemplo. La incomodidad es lo que me pone nervioso, pero eso ha sucedido muy pocas veces y solucioné esos imprevistos hace tiempo, así que ya no me pasa. Como la mayoría de ellos ahora están en Los Ángeles, me llevo mi camilla, mi luz, me llevo todo”.
Sus tatuajes favoritos de hacer son los “ni muy grandes, ni muy chicos. Existe uno de diez centímetros de Tupac que me gustó muchísimo hacer”.
En cuanto a que el mundo artístico admire con reparos el del tatuaje, está en completo desacuerdo: “Eso ha cambiado hace muchos años, ahora se está valorando como un arte que está en auge y va a seguir creciendo”.
Todo le inspira, pero su arte de empresario le puede: “Aunque tatuar es lo que más me inspira, lo de emprender me hace sentir muy inspirado: cuando estoy creando un negocio, cuando estoy montando un estudio, despertarme y pensar ¿a quién voy a llamar para montar las luces? Mi verdadera inspiración es el trabajo”.
¿Algún otro talento? “Cantar en la ducha”, –bromea-. “Me gusta todo lo que sea creativo, crear cosas. Ahora tengo mi nuevo juguete de colección, - dice refiriéndose a la primera figura que ha creado-, “una de las cosas de más éxito que he creado hasta ahora. Que la gente haya puesto su confianza en mí y le haya gustado tanto, es muy emocionante y me ha motivado muchísimo. En menos de un minuto ya estaba sold out, eran muchas unidades y pensé: ‘vamos a ver qué pasa aquí’ y fue increíble, no me lo puedo creer”. Su primer diseño de figura es un astronauta que lleva a la espalda una máquina de tatuar y lo bautizó con su esencia: NOMAD. “Así que mucha parte de mi tiempo se está yendo ahora en esa dirección, estoy formando un nuevo equipo para que se encarguen de todo eso”.
La idea del muñeco nació “porque desde siempre me he comprado figuras de colección. Desde que soy pequeño me han gustado demasiado los juguetes, desde los trece o catorce años me rodeaba de esas figurillas, no eran para jugar, simplemente para verlas. Desde siempre me ha gustado la idea de saber que podía hacer uno mío, podía dibujarlo, pero ¿llevarlo a la realidad? ¿cómo? Me tenía muy motivado, ¡tenía que conseguirlo! Lo hice todo solo, paso a paso, busqué la fábrica, ¡otra aventura! La gente piensa: ¡se vendió todo en un minuto! Pero el proceso que hubo detrás de todo esto me llevó aproximadamente año y medio”.
Nos despide igual que nos recibió, cubierto de luces y sombras, las mismas que pinta en la piel del prójimo en su estudio de West Hollywood bajo una bóveda de cristal: “Aquí la gente puede venir a tatuarse, pero estoy montando una academia también para poder enseñar a quien quiera a iniciarse en el mundo del tatuaje con los mejores maestros”. ¿Vds. creen que lo conseguirá? ¡Nosotros estamos seguros! ¡Bravo por Ganga!
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