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En el libro El día que murió Diana, Christopher Andersen cuenta que cuando se informó a Carlos de Inglaterra de la muerte de quien fue su esposa durante quince años –estaba en Balmoral, Escocia- el Príncipe dio un grito de dolor antes de estallar en sollozos incontrolables. Y es que, pese a su fracaso matrimonial, el Príncipe fue uno de los muchos que vieron en ella algo especial.
Diana tenía magia. "Había algo en ella que atraía a la gente. Desde que era pequeña se hacía notar" dijo su hermano, el conde Spencer. Su seductora mezcla de sofisticación e inocencia, su habilidad de hechizar a gente de todas las condiciones sociales, su capacidad de sentir el dolor de otros y el don de la empatía hicieron única a la Princesa. Tan irrepetible que, diez años después de que su vida se truncara trágicamente en un accidente de coche en París, su espíritu sigue aún vivo, especialmente en sus hijos Guillermo y Harry.
En hola.com le invitamos a recordar, en este triste aniversario, a un icono nacional y a uno de los seres humanitarios más queridos del mundo. |
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