

Después de haber convivido con varios líderes de Europa, del Medio Oriente, y hasta el Papa Francisco, esta semana Donald Trump por fin regresó a Washington D.C. Según la prensa, el Presidente número 45 no quería salir de Estados Unidos y hasta pidió que su viaje fuera recortado de 9 a 5 días. Un allegado, que supuestamente “habla diariamente” con Trump, contó a la cadena CNN que el padre de Ivanka ya estaba “de ánimos tristes” antes de partir debido al escándalo que desató la despedida de James Comey, el ex director del FBI.
El personal de la Casa Blanca esperaba que el primer viaje internacional como Presidente ayudaría a los ánimos de Donald, pero, según el mismo allegado citado por CNN, las cosas no han mejorado: “Regresó así como se fue: solo, enojado y poco feliz con mucha gente. La presidencia, Donald Trump está descubriendo, no es un ajuste fácil o natural”. La incomodidad de Trump es noticia para pocos, pues hace unas semanas fue él mismo quien dijo al diario Reuters “Pensé que sería más fácil. Comparado con los labores de mi vida anterior, esto es mucho más trabajo”, aseguró el esposo de Melania.
“Lo veo retraído emocionalmente. Hasta subió de peso. También confía en pocas personas”, concluyó la fuente de CNN. En parte, los problemas de Trump se han intensificado debido a que su yerno y asesor, Jared Kushner, recientemente cayó en la mira de una investigación del FBI, quienes ahora lo consideran “una persona de interés”.
Aunque el esposo de Ivanka Trump negó haberse comportado indebidamente, esta semana el diario New York Times reportó que la joven pareja está contemplando regresar a vivir a Manhattan, sobre todo si su carrera política no despega en Washington. En caso de regresar a Nueva York, Jared seguramente continuará trabajando en bienes raíces, el negocio de su familia, mientras que Ivanka retomaría su antiguo puesto en la empresa que lleva su nombre.