Salvatore Ferragamo

'El zapatero de las estrellas' nació en 1898 en Bonito (Italia), un pueblo modesto que vivía de la pesca, y se aventuró, en 1914, a un viaje a los Estados Unidos para hacer fortuna. Allí abrió una tienda de zapatos a medida y en poco tiempo, sus creaciones causaron sensación entre los actores y actrices de Hollywood.


Sin embargo, Salvatore, que adoraba su país y su tierra, regresó a Italia en 1927, en concreto a Florencia, y abrió un taller y una tienda en el Palacio Spini Feroni, haciendo de él la meta de la jet-set internacional.
Cary Grant, Judy Garland, Greta Garbo, Audrey Hepburn, Katherine Hepburn, Marilyn Monroe... Todos y todas querían unos Ferragamo porque sabían que, además de llevar arte en los pies, sus zapatos siempre serían benevolentes con sus delicados pies.

El gran sueño del fundador de la firma Salvatore Ferragamo era vestir a la mujer "de los pies a la cabeza" y se hizo realidad gracias a la creación de una Fashion House como lo es hoy la sociedad homónima.

Con sus líneas de marroquinería -zapatos, bolsos y accesorios- prendas de vestir femeninas y masculinas, foulards, corbatas y bisutería, ha introducido en todo el mundo su estilo clásico-intemporal.
Naturalmente, lo que faltaba era una fragancia y ya cuentan con una para hombre y otra para mujer más la complementaria línea de baño y aseo.

Sus zapatos-esculturas, verdaderas obras de arte por las formas y el uso de soprendentes materiales, calzaban a las divas del cine y a la alta sociedad de todo el mundo. Salvatore inventó el tacón "Stiletto", la plataforma de corcho y la sandalia invisible: todo ello basado en el estudio riguroso y científico de los pies. El feliz encuentro entre la creatividad y la comodidad, entre la artesanía y la industria, marcó el universo de los productos Ferragamo.
Salvatore murió en 1960, pero sus seis hijos se hicieron cargo del negocio familiar, que sigue teniendo gran éxito actualmente.